El 21 de abril de 2012 se ha celebrado un exquisito concierto en el edificio principal del Museo Evaristo Valle, en los espacios de los salones del inmueble residencial originario. En el periódico local El Comercio se noticia el evento.
Villa MUSEO EVARISTO VALLE
El conjunto del Museo Evaristo Valle se desarrolla en una villa residencial del barrio de Somió de la ciudad de Gijon. Somió se establece a principios del S. XX como ciudad jardín, al este de la ciudad compacta, y a una cierta distancia de esta, para la residencia de las élites sociales de la actividad industrial y burguesa, materializandose en villas de diferentes arquitecturas con amplios jardines y dependencias auxiliares dispersas en una trama difusa pintoresca. Actualmente este ámbito a sufrido un progresivo proceso de parcelación y edificación de vivienda unifamiliar en sus tipologias aisladas, pareadas, agrupadas, etc..., alterándose el estado anterior del territorio.
El conjunto del Museo Evaristo Valle se desarrolla en una villa residencial del barrio de Somió de la ciudad de Gijon. Somió se establece a principios del S. XX como ciudad jardín, al este de la ciudad compacta, y a una cierta distancia de esta, para la residencia de las élites sociales de la actividad industrial y burguesa, materializandose en villas de diferentes arquitecturas con amplios jardines y dependencias auxiliares dispersas en una trama difusa pintoresca. Actualmente este ámbito a sufrido un progresivo proceso de parcelación y edificación de vivienda unifamiliar en sus tipologias aisladas, pareadas, agrupadas, etc..., alterándose el estado anterior del territorio.
El Catálogo Urbanístico de Protección del concejo de Gijón, que somete al conjunto a protección Integral , se refiere al Bien de la siguiente forma:
"La finca del Museo Evaristo Valle, conocida como “La Redonda” está en la zona residencial de Somió, y en sus orígenes perteneció a D. Cipriano Menéndez, rama de la familia Menéndez Valdés, una de las casas de más antiguo arraigo de Gijón.Tras varias herencias y permutas, fue adquirida en 1881 por William Penlington Mac Alister, vicecónsul británico en Gijón, quien la vendió cuatro años más tarde. Por transmisión llega, en 1913, a manos de D. José María Rodríguez González, que al morir la deja en herencia a su esposa María Rodríguez Valle, sobrina del pintor, que años más tarde la adscribe a la Fundación Evaristo Valle, junto con otros bienes de su propiedad."
Así mismo considera que "el edificio constituye un excepcional ejemplo de la arquitectura unifamiliar burguesa de mediados del siglo XX, en un excelente estado de conservación, ubicada en uno de los jardines más destacables de Gijón."
Ha de indicarse que el conjunto de jardines, y edificios presenta actualmente una realidad cuidada y deliciosa, configurandose como un ámbito ordenado y mantenido con gran delicadeza, y un espacio sofisticado desde el punto de vista cultural.
En el conjunto, las distintas soluciones arquitectónicas se caracterizan por una alta calidad proyectual y material. Por otra parte desde la sencilla y sensible ecuación de los inmuebles a su uso museistico, las nuevas edificaciones, los cierres de la parcela, etc... hasta los bordillos de los viales del jardín, los elementos de escultura contemporánea, y la jardinería, se resuelven con elementos de características excepcionales y según fórmulas integradoras.
El caso es que en el espacio principal, desarrollado a doble altura, y ligeramente elevado en cota de suelo, a cada lado de una chimenea decorada con gran carácter estético, se sitúan dos columnas salomónicas en madera, altamente adornadas, y sobre ellas se apoyan falsamente, dos semiarcos extremadamente peraltados de difícil interpretación. Los semiarcos, aparentemente meros artilugios decorativos en escayola, se rematan de forma precaria entre un machón, un altillo con peto de barrotillos torneados, y un tabique singular. Además en este complejo ámbito compositivo se introduce un friso muy moldurado y adornado que remata parcialmente el paramento, "en los puntos sobrantes".
En todo caso ese telón de fondo introduce una superficie inestable estéticamente, y un elemento falso e incomprensible desde el punto de vista constructivo y estructural, lo que desconcierta al espectador, y desasosiega el espíritu en el disfrute del evento musical. Quizá, esta situación podría adecuarse simplemente con una pequeña intervención o con la ubicación de elementos efímeros que maticen, oculten o difuminen sus anomalías.
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