La Arquitectura contemporánea, El Castillo de Neuschwanstein, El mito de la caverna de Platón y otras reflexiones.

La Arquitectura contemporánea, y/o algunos de sus bienes mas destacados, sin duda pasados unos años formarán parte del Patrimonio Cultural de los distintos pueblos y sociedades, como soportes de la memoria colectiva de nuestra época. Sin duda, en un futuro próximo algunos Bienes arquitectónicos construidos en la actualidad presentarán valores culturales merecedores de protección dentro del ámbito del Patrimonio Cultural.

En este caso deberíamos considerar que dichos Bienes, salvo excepciones, ya podrían ser hoy identificados como futuros integrantes de nuestro Patrimonio, dotándoles de alguna figura de protección preventiva, evitando en todo caso que esta sea una carga, antes al contrario, se deberán establecer medidas que premien o gratifiquen a promotores constructores y arquitectos que logren buenas arquitecturas según los lenguajes de nuestro tiempo. Así mismo se debería favorecer en la sociedad la correcta valoración de la arquitectura contemporánea, como Patrimonio Cultural Colectivo de futuro, y potenciar la conciencia de las ventajas de su uso.

Es cada vez mas necesario, afrontar las perniciosas ideas surgidas de las factorías del entretenimiento, y de sus grandes parques de ocio infantil, tipo "...land", en tanto contaminan de forma importante la capacidad de discernir entre "el ser" y "el parecer". Todos tenemos en nuestra memoria la imagen de sus castillos y pueblos.... Para evitar la confusión entre la realidad histórica y sus simplificaciones quizá ha de mostrase hasta la extenuación entre jóvenes y mayores, y en todo tipo de medios de comunicación y formatos, la "Alegoría de la Caverna" (o "el mito de la caverna") de Platón. En el estudio del mito podemos reflexionar sobre las diferencias entre la realidad y las sombras, entre el arquetipo y el objeto, entre el ser y el parecer.

Alegoría de la Caverna o Mito de la Caverna, de Platón

Plantón (Atenas o Egina, 427-347 a. C.). filósofo griego

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 Busto del siglo IV dC copia romana de un original griego

Museo Pio-Clementino del Vaticano

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Alegoría de la caverna, de Platón, grabado de Jan Saenredam (1604).

El Castillo de Neuschwanstein, Babiera, Alemania.

Castillo neogótico mandado construir por Luis II de Baviera, el «rey loco», en 1866.

Castillo de Neuschwanstein, Babiera, Alemania, en construcción durante 1886.

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Segun Wikipedia "El castillo de Neuschwanstein se construyó en una época en que los castillos y las fortalezas ya no eran necesarios desde el punto de vista estratégico. Nació como una pura fantasía romántica, una composición de torres y muros que pretendía armonizarse con las montañas y los lagos. (...) Su diseño no es funcional, sino estético, siendo en buena medida el producto de la mente de un escenógrafo teatral."

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Este inmueble residencial y palaciego para Luis II de Baviera construido a modo de "castillo" extemporáneo, sigue las corrientes románticas del XIX.

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Este colosal inmueble, que en todo caso ha de tenerse como una mera "interpretación de castillo", fué sin embargo el modelo en el que se inspiró la industria del entretenimiento para crear su icono de castillo medieval y modelo para el diseño del Castillo de la Bella Durmiente. Voluntariamente no se aporta la imagen "...land" para evitar confusiones.
 Parece ser que los verdaderos castillos del medievo debieron carecer, curiosamente, de la imagen adecuada para el gran público, poco preparado para leer la verdad histórica. El caso es que a los niños se les presenta como arquetipo de fortaleza un falso inspirado en una interpretación ....
  

Siguiendo la tendencia romántica del castillo de Neuschwanstein, podemos encontrar el castillo de Butrón, próximo a Bilbao, desarrollado sobre una construcción señorial de origen medieval. 

En el siglo XIX el propietario, influenciado por las corrientes románticas, modifica las preexistencias y edifica una exótica construcción inspirada en castillos foráneos, con almenas, cubos y ventanas.

Castillo de Butrón

Sin duda, hemos de valorar que en estas actuaciones historicistas del castillo de Butrón, al igual que en el castillo de Neuschwanstein, la consecución de la imágen se fundamenta en estudios teóricos de las formas y de las soluciones materiales de las arquitecturas del pasado, y en el desarrollo de técnicas constructivas adaptadas a las posibilidades de su época.

Por aquel entonces  Eugène-Emmanuel Viollet-le-Duc (París, 1814 - Lausana, 1879) se dedicaba a la restauración e invención de conjuntos monumentales medievales como la Cité de Carcasona o el Castillo de Roquetaillade, siendo muy criticado por sus soluciones y añadidos no históricos, y por la pérdida de autenticidad de muchos monumentos. 

Aunque su posición era contrapuesta a la del historicismo romanticismo en tanto defendía una metodología racional en el estudio de los estilos del pasado, sus postulados comparten el gusto por las arquitecturas medievales y la antigüedad.

Castillo de Butrón

Hoy en día muy superada la corriente intelectual decimonónica romántica del gusto por lo antiguo y lo medieval que fundamentó la construcción del Castillo de Neuschwanstein, o del de Butrón, y teniendo en cuenta las posibilidades arquitectónicas y las técnicas constructivas actuales, parece que las operaciones de naturaleza historicista carecen de sentido, aunque en ocasiones sean del gusto del común y hayan encontrado bajo argumentaciones "...land", nuevas funciones en el mundo inmobiliario con reproducciones miméticas y rentables demoli-reconstrucciones. 
Este asunto reiterado merece una reflexión independiente.

Por otra parte debemos defender la capacidad de la arquitectura contemporánea para integrarse adecuadamente con las realidades existentes y con los Bienes históricos, incrementando con su lenguaje y sensibilidad los valores del conjunto. No se confunda arquitectura contemporánea con "arquitectura inmobiliaria", aunque hay casos reseñables en donde ambas coinciden, no tiene porque ser así y generalmente no lo es.

En todo caso ha de incidirse en el hecho de que las ciudades y los territorios no son realidades fósiles, cristalizadas en un momento histórico, sino que constituyen el hábitat dinámico y flexible en el que se desarrollan las sociedades, y donde se manifiestan mediante sus capacidades edificatorias y sus culturas.